El fútbol es sólo un deporte, pero también sirve muchas veces para establecer comparaciones con cosas y sensaciones que suceden en la vida, como la tristeza o la alegría. Tampoco es que haya que sacarlo de madre porque no dejan de ser 22 señores en calzones detrás de un balón y si se gana bien y si se pierde pues un poco menos bien. Pero bueno, la historia de una derrota de Brasil y una victoria de Uruguay fue algo más que un partido de fútbol. Como decía el gran Vinicius de Moraes a veces la "Tristeza não tem fim"
Secuelas del Maracanazo: Tras perder por 2-1 ante Uruguay el domingo 16 de julio el partido decisivo del Mundial 1950 en el estadio Maracaná de Río de Janeiro la selección de Brasil entró en un luto que la hizo no volver a jugar un partido hasta pasados dos años del hecho. Inclusive, a partir de ese momento, dejó de utilizar su tradicional conjunto de medias, pantalón y camiseta blanca con puños y cuello azul el cual venía usando desde sus comienzos.
-Cadena perpetua: "En Brasil la pena que la ley establece por matar a alguien es de 30 años. Están por cumplirse 50 de aquella final y yo sigo encarcelado: la gente todavía dice que soy el culpable". Moacyr Barbosa (portero de la selección brasileña en el Mundial 50)
-Ni olvido ni perdón: "Si no hubiera aprendido a contenerme cada vez que la gente me reprochaba lo del gol, habría terminado en la cárcel o en el cementerio hace mucho tiempo", reveló en una de sus pocas apariciones públicas Moacyr Barbosa antes de conmover a la audiencia televisiva al narrar el episodio más amargo de su larga cadena perpetua: "Fue una tarde de los años 80 en un mercado. Me llamó la atención una señora que me señalaba con el dedo, mientras la decía en voz alta a su chiquito: Mirá, hijo... Ese es el hombre que hizo llorar a todo Brasil".
-Cumplidos: Antes de que salieran al campo de juego del Maracaná para afrontar el partido decisivo del Mundial 50, dirigentes de la Asociación Uruguaya fueron al vestuario y le dijeron a sus jugadores que venían a brindarles todo su apoyo y que estaban orgullosos de ellos, pero que no se expusieran a una vergüenza como que los llenaran de goles. Con que sólo les conviertan cuatro estaba bien, que jugaran tranquilos, que ya estaban cumplidos. A lo que Obdulio Varela, el capitán, contestó: "Cumplidos... solo si somos campeones".
-Partido con mayor asistencia: El partido con mayor asistencia en la historia fue el encuentro decisivo del Mundial 1950 entre Brasil y Uruguay.Para él fueron pagadas 199 854 entradas, además se sabe que esa tarde en el Maracaná hubo unos pares de miles de espectadores más.
-Me la veía venir: Tras la concreción del segundo gol uruguayo en el partido decisivo del Mundial 50 el comentario de Ary Barroso para una de las emisoras más escuchadas de Brasil fue el siguiente:- Lo sabía... Yo lo sabía... Yo ya lo sabía...Se levantó, dejó de transmitir y se fue. Al día siguiente anunció: No relato más. Y cumplió.
-Dame fuego...: Corrían los años 80 cuando, en vísperas de una remodelación, el administrador del estadio Maracaná le regaló a Moacyr Barbosa los palos y el travesaño del viejo arco fatídico. Antes de comprobar si se trataba de un gesto afectuoso o de otra burla no dudó en sacar provecho de la jugada. Convocó en su casa a los pocos amigos que le quedaban y una vez que la mesa armada el patio se pobló, el anfitrión ceremonioso y resuelto le dio fuego a los maderos, todavía pintados de blanco, y remató el pequeño exorcismo con una parrillada.
-A la heladera: Tras el tanto convertido por Friaca en el partido decisivo del Mundial 1950, Obdulio Varela reaccionó de una manera extraña: con el balón bajo el brazo se dirigió hacia el juez de línea y el árbitro donde pasó casi dos minutos hablando con ellos. Según él mismo explicó, trataba de enfurecer a los rivales y enfriar el partido: "Los brasileños estaban furiosos, la tribuna gritaba... un jugador me vino a escupir, pero yo, nada, serio no más. Cuando volvimos a jugar, ellos estaban ciegos... no veían ni su arco de furiosos que estaban".
-Por si las moscas: Pasados "tan sólo" 44 años del Mundial 1950 Moacyr Barbosa, arquero brasileño durante el torneo, ya viviendo de favor en la casa de una cuñada y sin más ingresos que una jubilación miserable, fue a la concentración de Brasil a brindarles aliento y a desearles suerte a los jugadores que se preparaban para el Mundial de EE.UU. 1994. Pero esto no le fue posible, las autoridades le prohibieron la entrada: no sea cosa que traiga mala suerte.
(En este estupendo blog hay montones de referencias sobre ese partido. Muy divertido el blog entero: http://mivisiondelfutbol.blogspot.com/)
1 comentario:
León, ya sabemos que tú viviste uno parecido, llamado Centenariazo. ¡Qué gran noche la de aquel día...!
Aún lo recordaba la prensa del equipo local con ganas de revancha hace unos meses. Pero se cruzaron en el camino el Espanyol y el Zaragoza. Podías contarnos como pasaste aquel 6 de marzo de 2002.
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