Robert Louis Stevenson escribió este relato en Samoa, en una bonita isla de los Mares del Sur (que bonito como suena eso) a donde fue a vivir escapando un poco de la civilización y otro poco de sus multiples achaques y enfermedades. Murió joven, con 44 años, pero lo cierto es que le dio tiempo a escribir un par de" novelitas sin importancia", La isla del tesoro y El extraño caso del Doctor Jekyll y Mr. Hyde, casi nada... Era escocés de Edimburgo y recorrió bastante mundo, vivió en Francia, en Nueva York y también en San Francisco (donde se desarrolla en parte el relato) antes de instalarse con su esposa norteamericana en Upolu una de las dos islas mayores de Samoa (la de la foto). Los lugareños le llamaban "Tusitala" (que en inglés es "The teller of tales" y en castellano "El contador de cuentos") y parece ser que los samoanos apreciaban bastante a Stevenson e incluso lo honraron llevando a hombros su cuerpo para enterrarlo en lo alto de un acantilado con vistas al mar.
Esta historia de Keawe es bastante inquietante y aunque en principio es sencilla, creo que solo aparentemente. El diablo de la botella juega con la ambición de las personas, con que a veces nos creemos los más listos del pueblo y con que las cosas no son a menudo tan simples como parecen.
"Había un hombre en la isla de Hawaii al que llamaré Keawe; porque la verdad es que aún vive y que su nombre debe permanecer secreto, pero su lugar de nacimiento no estaba lejos de Honaunau, donde los huesos de Keawe el Grande yacen escondidos en una cueva. Este hombre era pobre, valiente y activo; leía y escribía tan bien como un maestro de escuela, además era un marinero de primera clase, que había trabajado durante algún tiempo en los vapores de la isla y pilotado un ballenero en la costa de Hamakua. Finalmente, a Keawe se le ocurrió que le gustaría ver el gran mundo y las ciudades extranjeras y se embarcó con rumbo a San Francisco."
Un click en la portada del libro y está el relato entero, gracias a http://www.elpentagrama.com.
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