"Cuando no tengas claro el carácter de una persona, mira a sus amigos."Proverbio japonés
"Cuando no tengas claro el carácter de una persona, mira a sus amigos."
Halón Disparado
Anoche volví a ver en cinemania "El último Mohicano" de Michael Mann. Es una película entretenida, de aventuras y bastante bien hecha, con buena música. De las adaptacioens de novelas que más me han gustado. Además está muy guapa Madeleine Stowe.
"En Italia, en 30 años de dominación de los Borgia hubo guerras, terror, sangre y muerte, pero surgieron Miguel Angel, Leonardo da Vinci y el Renacimiento.
ero otra cosa que me picaba la curiosidad era el tema de los idiomas. Porque esto tiene tela. Hay países en los que se hablan varios idiomas (dios que herejía acabo de decir!!...) como China o la India (o incluso España) Pero también hay idiomas que son transversales y se hablan en muchos países. Es el caso del español (o castellano), el inglés, el hindi o el árabe. Y me dejo unos cuantos. Si ampliáis la piedra Rosetta aquí arriba se leen perfectamente (es un decir) los tres idiomas...| Lengua | Mediana (millones) |
|---|---|
| 1. Chino mandarín | 874 |
| 2. Español | 332 |
| 3. Inglés | 322 |
| 4. Hindi/Urdu | 292 |
| 5. Portugués | 230 |
| 6. Bengalí | 189 |
| 7. Malayo/Indonesio | 176 |
| 8. Árabe | 193 |
| 9. Ruso | 165 |
| 10. Japonés | 125 |
| 11. Alemán | 100 |
| 12. Wu (chino) | 93 |
| 13. Panyabí | 90 |
| 14. Javanés | 78 |
| 15. Coreano | 77 |
| 16. Francés | 76 |
Cuando éramos jovenes, las resacas eran mucho más llevaderas. Uno salía el jueves, el viernes y el sábado con el cuchillo entre los dientes. Y el domingo a la hora de la comida como nuevo. Se iba por ahi adelante, conociendo la hostelería de las distintas realidades nacionales que pueblan la piel de toro a hacer turismo y se bebía cualquier brebaje al estilo de Obélix. Recuperación casi inmediata, no como ahora.
Estas canciones son parte de Jesucristo Superstar, la alucinante ópera de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice. Desde 1970 se han hecho cientos de versiones. En su momento fue polémica entre los sectores más conservadores por el enfoque que hacía de la vida de Jesús. Absurdo como siempre.
"La alegría, cuanto más se gasta más queda." Ralph Waldo Emerson (nota anterior)
O como dice el poeta, diplomático y cantante brasileiro:
El 28 de septiembre de 1893 se fundó en Paraguay, al sur de la capital Asunción, una colonia llamada New Australia. Esa colonia, junto al río Tebicuario tenía originalmente 238 personas, entre adultos y niños.
Este tipo era un dirigente laborista australiano de la época que tras una disputas internas en el partido se lió la manta a la cabeza y se fue a Paraguay a construir una sociedad basada en la hermandad. El debate interno lo zanjaban a las bravas. Unas cuantas cervezas Foster's, luego nos subimos al barco y hala, a la otra punta del mundo!
El príncipe anarquista ruso Kropotkin (1842-1921) lo describió así en 1892:
En 1894 llegó un segundo grupo de colonos y ese mismo año en Mayo de 1894 el tal Lane y otros 58 se escindieron de nuevo y crearon otra nueva colonia llamada Cosme a 72 kilómetros al Sur.
"Se dice que las mujeres son vanidosas por naturaleza; es cierto, pero les queda bien y por eso mismo nos agradan más."
Siempre me encantó esta foto de Harold Lloyd, en la película "El hombre mosca", un genio del cine mudo.
Están celebrando por estas fechas los judíos la festividad del Sukkot ( סוכות ), también llamada "Fiesta de las cabañas o de los tabernáculos". El origen de esta fiesta está en el recuerdo de los tumbos que dieron los antiguos judíos por el desierto buscando sin parar la tierra prometida, viviendo en cabañas y llevando consigo un tabernáculo que es una especie de santuario móvil para poder rezar en condiciones. Porque no todos los días se pone a hablar una zarza ardiendo en la montaña. El sentido general de esta fiesta el agradecimiento a Dios por no abandonar a los suyos en los tiempos duros.
Durante los siete días que dura esta fiesta, los judíos decoran su casa e invitan a ella a los siete "pastores de Israel": Abraham, Isaac, Jacob, José, Moisés, Aaron y David. También tienen que hacer un rito con una serie de cuatro plantas, agitandolas de una cierta forma. Hay muchos pequeños detalles curiosos en estas y otras fiestas judías. Lo cierto es que tiempo ya han tenido para acumular sus tradiciones, estamos en el año 5.767 del calendario hebreo.
La nación entera, con voluntad unida, movilizará todas sus fuerzas a fin de que nada sea olvidado para alcanzar nuestros objetivos de guerra. Asegurar la estabilidad en Asia Oriental y contribuir a la paz mundial son los fines de nuestra política. En verdad que ha sido inevitable y muy alejado de nuestros deseos el ver a nuestro Imperio cruzar ahora sus fuegos con Norteamérica y Gran Bretaña. Más de cuatro años han pasado desde que China no acertó a comprender las verdaderas intenciones de nuestro Imperio y comprometió la paz del Extremo Oriente, aunque el Gobierno nacional chino haya sido restablecido en Nankín y el Japón sostenga con él relaciones de buena vecindad y colaboración. El régimen que continuó viviendo en Chungking ha contado con la protección de Estados Unidos y Gran Bretaña. Estas naciones fomentaron sus preparativos militares en los cuatro costados de nuestro Imperio para desafiarle.
Obstaculizaron el comercio en el Pacífico y rompieron, finalmente, las relaciones económicas. Hemos esperado con paciencia, en la esperanza de que nuestro Gobierno lograría restablecer la paz; pero nuestros adversarios no demostraron el menor espíritu de conciliación. De no poner remedio a este estado de cosas, no solamente se anularían los esfuerzos realizados por nuestro Imperio durante numerosos años para la estabilización del Asia Oriental, sino que se ponía en peligro también la existencia de nuestra nación. Tenemos confianza en que la labor que nos ha sido legada por nuestros antepasados será muy pronto restablecida en el Asia Oriental."10 de agosto de 1945 - capitulación de Japón
"Obedeciendo las órdenes graciosas de Su Majestad el Emperador, que preocupa do siempre de favorecer la causa de la paz mundial desea ardientemente poner fin rápido a las hostilidades para evitar a la humanidad las calamidades que le sobrevendrían con la prolongación por más tiempo de la guerra, el Gobierno japonés hizo un llamamiento hace algunas semanas a los buenos oficios del Gobierno soviético, con el cual mantenía entonces relaciones de neutralidad, para restablecer la paz entre el Japón y las potencias enemigas. Habiendo desgraciadamente fracasado esta tentativa el Gobierno japonés de acuerdo con la augusta voluntad de Su Majestad de restablecer la paz general y deseosos de poner fin, lo más rápidamente posible, a los sufrimientos indecibles causados por la guerra, decidió lo que sigue:
El Gobierno japonés está dispuesto a aceptar las condiciones enumeradas en la declaración común publicada el 26 de julio de 1945 en Potsdam, por los Jefes de los Gobiernos de los Estados Unidos de América, de la Gran Bretaña y de China, y firmada más tarde por la Unión Soviética, declaración que acredita no contener ninguna exigencia que afecte a las prerrogativas de Su Majestad como Soberano reinante. El Gobierno japonés espera sinceramente que esta interpretación de la declaración esté bien fundada y desea vivamente recibir a este propósito rápidamente una indicación explícita."
Dicen unos todo el día que el Estado se rinde, y yo no soy quien para defender a Zapatero, que ya tiene su prensa adicta para eso y por otro lado me parece un incompetente como la copa de un pino. Pero hombre, es que son los mismos que decían como Aznar: "Merecería la pena la generosidad si así lográsemos la paz" y hace no tanto en 1998, y que hacían concesiones reales a ETA (acercamiento de unos presos y liberación de otros) y ahora hacen causa de honor de una supuesta negociación, en la que no vemos ni acercamientos ni liberaciones ni nada de nada. Más hemeroteca... Otra cosa, ya que tanto se preocupan algunos periodistas por la memoria de las víctimas, recordemos que ETA en 1998, el mismo año de la negociación de Aznar con ETA, había matado a 6 personas, entre ellos varios concejales del PP y UPN. Y pienso personalmente que Aznar hizo muy bien en su momento en intentar aquello. Ahora estamos en octubre de 2006, van afortunadamente 3 años y medio sin asesinatos por parte de los cabrones de ETA.
Los aeropuertos son lugares muy curiosos. Si no viajas mucho suelen gustar, son grandes, amplios y hay gente muy variada. Como los frecuentes mucho, puedes llegar a terminar odiandolos. Por suerte he conocido unos cuantos y he de reconocer que tienen "algo". Son lugares de encuentro muchas veces, otras veces de despedida. Inicias un viaje con ilusión o vuelves con ganas de llegar a casa. Colección de fotos de aeropuertos.
"El 1 de agosto de 1980, el mundo era un lugar de confusión y convulsiones. La invasión soviética de Afganistán había convertido la guerra fría en un asunto muy caliente. Las grandes decisiones estratégicas alcanzaban cualquier aspecto que permitiera a la vez el conflicto y la propaganda. El deporte no era una excepción. Y los Juegos Olímpicos, mucho menos. Aquel verano, los Juegos se celebraban en Moscú, en lo que estuvo a punto de parecerse a un asunto interno de los países de la órbita soviética. Margaret Thatcher gobernaba con su puño derecho en el Reino Unido y Jimmy Carter estaba a punto de traspasar la presidencia a Ronald Reagan. Un traspaso por aclamación. El mundo estaba dividido como nunca y todos se esforzaban por acentuar las heridas. El 1 de agosto de 1980 no había atletas estadounidenses en la pista del estadio Olímpico de Moscú, ni alemanes, ni chinos. Los Juegos estaban a punto de cerrarse, no sin algunas actuaciones memorables, como la del gimnasta soviético Ditiatin, ganador de ocho medallas de oro, o la de su compatriota Vladimir Salnikov, el primer nadador que bajó de la barrera de los 15 minutos en los 1.500 metros. Pero los Juegos estaban en crisis. Más aún, su futuro era más que incierto. Los gobiernos occidentales habían presionado a sus deportistas para impedirles la participación en Moscú, en algunos casos con éxito, en otros con la abierta oposición de los atletas, que se enfrentaron en condiciones precarias a las enormes presiones de sus dirigentes. Muchos viajaron y triunfaron, pero en medio de la sensación de marginalidad que se proyectaba desde la mayoría de países de Occidente y también varios de Oriente. Aquellos Juegos parecían destinados a un fracaso colosal, con independencia de las gestas de los depo
rtistas. Sin embargo, el 1 de agosto de 1980, los británicos Sebastian Coe y Steve Ovett salieron de las catacumbas del estadio, entraron en la pista y se dispusieron a acometer quizá la carrera más trascendente de la historia del deporte moderno.Puede que sin esa carrera, la final de 1.500 metros que determinó una época, nada hubiera detenido el destino de los Juegos. Al fin y al cabo, se trataba de uno de los grandes acontecimientos populares de nuestro tiempo. Pero no es insensato pensar que sin esa carrera, y sin la memorable que la precedió seis días antes, el atletismo, los Juegos, una manera de interpretar el deporte, se habría desarrollado de manera diferente durante algún tiempo. Aquella final fue crucial por varios aspectos: porque salvó los Juegos, porque quizá salvó el futuro de los Juegos, porque de alguna manera fue acto de rebeldía de dos fabulosos atletas contra las presiones del gobierno de Margaret Thatcher, porque el atletismo nunca volvería a ser el mismo y, sobre todo, porque la carrera de Moscú enfrentó a dos atletas del mismo país que, sin embargo, representaban modelos opuestos. Pocas veces el deporte ha dado dos caracteres más diferentes y dos atletas más admirables. El mundo, oriente y occidente, norte y sur, soviéticos y norteamericanos, lo sabía tan bien que nadie pudo permanecer ajeno a un duelo que todavía figura como una cima del deporte y el triunfo de un hombre que 25 años después repitió una victoria igual de sonora e insospechada. Ese hombre es Sebastian Coe, jefe de la candidatura de Londres para los Juegos de 2012, ganador de la designación en Singapur ante la sorpresa de sus rivales franceses, la misma sorpresa que sintieron los millones de aficionados al deporte que ese día creyeron que la victoria sería de Steve Ovett, el genial mediofondista inglés que le había batido seis días antes en los 800 metros.
En aquellos días no existía Carl Lewis, sino un anticipo casi juvenil de Carl Lewis que no pudo acudir a los Juegos de Moscú por el boicot estadounidense. No se bajaba de los 10 segundos en los 100 metros, Juantorena pagaba sus crónicas lesiones en los 400 y 800 metros y los fondistas kenianos atravesaban un inesperado y profundo bache. El atletismo pertenecía mayoritariamente a la Unión Soviética y a los países de su órbita política, bajo sospechas que el tiempo sólo ha confirmado. Eran los días de Marita Koch y Jarmila Kratochvilova, mujeres que batían récords mundiales que hoy resultan inaccesibles, días de dopaje programado que colocaba al atletismo en una situación de extrema desconfianza. Pero también eran los días de dos atletas ingleses, uno de Brighton, en la costa sur, y el otro un londinense del barrio de Chelsea. Uno era Steve Ovett; el otro, Sebastian Coe. Desde hacía dos años anunciaban la revolución en el atletismo a través de la fascinación que generaba su rivalidad y del asombro que producían sus marcas en el medio fondo. Aunque sólo se enfrentaron dos veces fuera de los Juegos Olímpicos, una cuando compitieron sin conocerse en un festival infantil de cross y otra en la etapa final de sus carreras, los aficionados esperaron con ansiedad las noticias de sus carreras durante seis años, entre 1978 y 1984, en la apoteosis de sus trayectorias, cuando no existía intenet, la televisión trataba al atletismo como un deporte de segunda y el eco de los récords llegaba envuelto en el misterio de lo desconocido. De Oslo, de Zurich, de Coblenza, de Florencia, llegaban las noticias de sus impresionantes registros en los 800 y 1.500 metros. Y, por supuesto, en la milla, la distancia perfecta, como recoge el periodista inglés Pat Butcher en el magnífico libro (The perfect distance, editorial Weidenfeld & Nicolson) que desentraña aquella rivalidad inigualable.
Ovett y Coe. Como Bill Russell y Wilt Chamberlain en la NBA, como Joe di Maggio y Micky Mantle en el béisbol, ellos construyeron el atletismo, o al menos una forma de atletismo: el estrictamente profesional. En un momento de sus carreras fueron más grandes que el atletismo, hasta el punto de que la cadena ABC americana, que no había transmitido ni una sola prueba de los Juegos de Moscú, conectó en directo para ofrecer la final de 1.500. No había gobernantes, poderes fácticos, intereses de cualquier clase, que pudieran con el impacto de aquellos dos atletas, uno de 24 años (Ovett), otro de 23 (Coe). Tenían todo para procurar la fascinación popular: eran fenomenales en la pista y absolutamente opuestos. Así se suelen escribir las grandes historias. Ovett, hijo de una adolescente de Brighton, creció en el ruidoso ambiente del mercado central de la ciudad, donde su abuelo y su madre regentaban un colmado. Sebastian Newbold Coe era hijo de un ingeniero que se trasladó a un puesto de alta responsabilidad en una factoría de Sheffield. Su madre, Angela, era una actriz de cierto prestigio. Su hermana bailaba en el Royal Ballet. Uno era hijo de la clase obrera; el otro procedía de una familia extremadamente conservadora, y él, Seb Coe, era un tory confeso. Uno no se hablaba con la prensa británica; el otro manejaba con maestría el arte de las relaciones públicas; uno tenía un aire provocador con su camiseta roja y la hoz y el martillo en la pechera, la camiseta que el mediofondista soviético Vladimir Abramov le había regalado a Ovett; el otro era la Union Jack en movimiento. Así ocurría con todo: el poderoso Ovett, un apabullante talento natural, frente a Sebastian Coe, un producto perfectamente diseñado por su padre, hombre autoritario que dedicó toda su energía a construir un atleta excepcional a partir de un niño flaco, de aspecto frágil, un chico que en la pista de entrenamiento le llamaba Peter y en casa dad (papá).
Batieron récords, se confirmaron como los mejores del mundo y llegaron a Moscú como el gran referente de los Juegos. Hicieron caso omiso de las advertencias del gobierno inglés, a pesar de que Coe era un thatcherista a machamartillo. Llegaron para definir la supremacía en el medio fondo. Coe era el especialista en 800 metros; Ovett no había perdido ninguna de sus últimas 45 carreras en los 1.500. La cosa estaba clara, pero en realidad nunca dos personajes respondían menos a lo que se pensaba de ellos. Ovett tenía un fondo frágil, amable, generoso debajo de sus impetuosas maneras; Coe escondía una determinación de acero bajo su frágil apariencia. Pero eso no se sabía tras su derrota en la final de 800 metros, donde Ovett jugó con él ante la desesperación de su padre. "Has corrido como un coño", le dijo frente a los periodistas tras el fracaso.
Seis días después, nadie dudaba de la victoria de Ovett. Tenía la ventaja física, psicológica y estadística. Coe nunca le había vencido. Pero aquel 1 de agosto, el mundo regresó frente al televisor porque iba a cumplirse el segundo acto del duelo entre los dos ingleses, la carrera del siglo en la distancia que favorecía a Ovett. Y como casi siempre sucedió entre dos atletas que esencialmente eran lo contrario de lo que parecían, Sebastian Coe se impuso a su rival en un ejercicio de magisterio, tras seguir la zancada del alemán oriental Straub y ultimarle en los últimos 200 metros frente a la mirada sorprendida de Ovett, que se encontró con la verdadera naturaleza de su rival: un atleta de acero, implacable cuando se trataba de obtener la victoria, en la pista y fuera de ella. Cuando todo terminó, los Juegos de Moscú no fueron los mismo. Fueron los Juegos de Coe y Ovett. Y eso determinó que una edición destinada al fracaso en un mundo dividido y convulso se convirtiera en un referente para aquella generación y todas las que siguieron."
El balance de sus enfrentamientos en los Juegos Olímpicos de 1980 y 1984 es:
| Steve Ovett | |||
|---|---|---|---|
| Oro | 1980 Moscú | 800 m | |
| Bronce | 1980 Moscú | 1500 m | |
| Sebastian Coe | |||
|---|---|---|---|
| Plata | 1980 Moscú | 800 m | |
| Oro | 1980 Moscú | 1,500 m | |
| Plata | 1984 Los Ángeles | 800 m | |
| Oro | 1984 Los Ángeles | 1,500 m | |