La letra es espléndida y cuenta la vida y milagros del genio del Botafogo que murió alcoholizado en la miseria con 49 años en las calles de Río de Janeiro. Una preciosa poesía sobre la vida de un dios caído. Decenas de miles de personas lo despidieron por las calles de Río cantando "Cielito lindo" al que Vinicius de Moraes llamó..."O Anjo de Pernas Tortas" (el ángel de las piernas torcidas)
Lo lleva atado al pie como una luna atada al flanco de un jinete. Lo juega sin saber que juega el sentimiento de una muchedumbre, y le pega tan suave, tan corto, tan bello; el balón es palomo de comba en el vuelo; y lo toca tan justo, tan leve, tan quedo que lo limpia de barro y lo cuelga del cielo. Y se estremece la gente. Y lo ovaciona la gente. Lo lleva unido al pie como un equilibrista unido va a la muerte, lo esconde, no se ve, le infunde magia y vida y luego lo devuelve, y se escapa, lo engaña, lo deja, lo quiere y el balón le persigue, le cela, le hiere; y se juntan, y danzan, y grita la gente; y se abrazan, y danzan, y ruedan por entre las redes. Y se estremece la gente. Y lo ovaciona la gente. ¿Quién se llevó, de pronto, la multitud? ¿Quién le robó, de pronto, la juventud? ¿quién le quitó, de un golpe, el hechizo mágico del balón? ¿Quién le entregó en la sombra la pierna, el flanco y el corazón? ¿Quién le llenó su copa en la soledad? ¿Quién lo empujó de golpe a la realidad? ¿Quién lo volvió al suburbio penoso y turbio de la niñez? ¿quién le gritó en la cara "usted no es nada, ya no es usted"? El último balón lo para con el pecho y junto al pie lo duerme. Lo mira y sólo ve cenizas del amor que estremeció a la gente. Y lo pierde en la hierba, lo deja, lo olvida. No lo quiere, le teme, no puede, no atina. Y se siente de nuevo encerrado en la vida y el balón se le escapa entre insultos y risas. Y se enfurece la gente y lo abuchea la gente. ¿Quién se llevó, de pronto, la multitud? ¿Quién le robó, de pronto, la juventud? ¿quién le quitó, de un golpe, el hechizo mágico del balón? ¿Quién le entregó en la sombra la pierna, el flanco y el corazón? ¿Quién le llenó su copa en la soledad? ¿Quién lo empujó de golpe a la realidad? ¿Quién lo volvió al suburbio penoso y turbio de la niñez? ¿quién le gritó en la cara "usted no es nada, ya no es usted"? Ya no es usted señor, ya no es usted.
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3 comentarios:
Uno así nos hacía falta ahora aquí... aunque salga por las noches. Mientras haga algo...
Muy bueno...y esto se ha repetido con tanta frecuencia que da que pensar!
probablemente el mejor extremo de la Historia, ¡y eso que estaba contrahecho!
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