lunes, 9 de octubre de 2006

Mucha propaganda... en los tiempos que corren

Llevamos un tiempo viendo una guerra de medios como no se recordaba hacía mucho. Así que hemos acudido al inventor de la propaganda, Goebbels (que además de un verdadero mal nacido era muy bueno como propagandista)
Estos son los principios básicos de todo buen propagandista, a ver si os suenan:

1. Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo.
2. Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; Los adversarios han de constituirse en suma i
ndividualizada.
3. Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. "Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan".
4. Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
5. Principio de la vulgarización. "Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar".
6. Principio de orquestación. "La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas". De aquí viene también la famosa frase: "Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad".
7. Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
8. Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
9. Principio de la silenciación. Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
10. Principio de la transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
11. Principio de la unanimidad. Llegar a convencer mucha gente que se piensa "como todo el mundo", creando una falsa impresión de unanimidad.

Escuchando a Propaganda - P Machinery

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo cierto es que Goebbels era un genio en ese sentido, al margen de su posición política. De hecho, sus métodos fueron plagiados por rusos y americanos al acabar la guerra.

Da grima, sino miedo, leer fríamente los once principios que clasificas. Me recuerda a cualquier decálogo (+ 1, en este caso) ideado por cualquier secta.

Gracias por el enlace del video. Muy interesante, también, el posteo dedicado a los Amish.

Saludos.

Tvrtko dijo...

¡Dios mío, me parece estar reviviendo el inicio del Mundial de Alemania!

Si éstos son los argumentos, propaganda sectaria, ¿cómo se atreve nadie inteligente a establecer una conexión ideas-prejuicios-actitudes tan directa como vemos en los análisis de la política catalana (o madrileña)?

Anónimo dijo...

Si, si, los 11 están muy de actualidad (política y social).

Muy bueno.

Anónimo dijo...

Y, si no funciona, siempre queda decirle al que piensa distinto: "tú es que estás con los terroristas" :P

princesa del vértigo dijo...

Principios muy en voga hoy en día en nuestro ¿pais?

Anónimo dijo...

y siempre son los mismos.....

Leon dijo...

Propaganda hacen todos. Lo que pasa que unos llevan al extremo el "Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar".