La regla de la mediocridad... 33 años después

Hoy se cumplen 33 años de la muerte de Franco. Siempre oímos hablar de la modélica Transición española y no sé, haciendo balance la verdad es que a veces uno se pregunta si es todo tan maravilloso como nos quieren hacer ver.
Si partimos del argumento de que "podríamos estar peor", entonces sin duda que tenemos que estar contentos. Podría haber habido un golpe militar, podría haberse armado la marimorena, podríamos no haber entrado en la Unión Europea y podrían haber caído sobre nosotros las siete plagas de Egipto.
Pero si somos un poco más exigentes, si pensamos que realmente en el año 1975 este país tenía una Gran Oportunidad, hay motivos grandes para la decepción.
Partíamos de una época gris, que fue el final de una época negra. Existía la posibilidad, sin despreciar las cosas buenas que pudiera haber en 1975, de rehacer de arriba a abajo un Estado y una sociedad más justos, más participativos y competitivo. Pero nos hemos conformado con todo a medio gas.
Tenemos una democracia formal que consiste en que cada 4 años se vota entre marcas comerciales que se distinguen en los detalles formales, pero no en lo esencial. Está bien tener la libertad de elegir, pero estaría mejor que hubiera algo para elegir. Los políticos de los últimos años producen a ratos asco y a ratos vergüenza.
Tenemos un aparato funcionarial desmesurado, con funcionarios del Estado central, 17 comunidades autónomas, 50 diputaciones provinciales y 8.111 ayuntamientos. Un monstruo lento, exageradamente caro y sin ningun tipo de control.
Tenemos una clase empresarial, que salvo honrosas excepciones, vive en el corto plazo absoluto, en el dinero fácil, en la subvención como exigencia. En una cultura de presentismo y de horas extras sin sentido, sin capacidad de innovar y de reinventarse. Por eso cada año importamos más de lo que exportamos. Y ya digo que hay honrosas y muy valiosas excepciones que demuestran que no somos genéticamente más idiotas que otros países.
Peor aun son los sindicatos, absolutamente aborregados, insolidarios e inoperantes.
Tenemos un sistema educativo incomprensible, que está produciendo generaciones de analfabetos funcionales. Una universidad triturada en mil centros con intereses políticos, absolutamente desconectada de la realidad y en la que se vanaglorian de "aqui no se viene a aprender a trabajar, para eso está la FP".
Tenemos también unos medios de comunicación que son máquinas de manipulación
Somos una sociedad adormecida por los anuncios de la tele que hemos vivido del culto al dinero, a la riqueza, a la ostentación. A la primera, segunda y tercera vivienda, al coche nuevo cada 3 años, al 4x4 de marca. Tirando de la tarjeta de crédito "porque yo lo valgo" y porque ya nos la cargarían el 15 del mes siguiente. Bueno pues el 15 del mes siguiente ha llegado y toca pagar.
Y sí que tenemos cosas buenas, sin duda, somos un país relativamente alegre, que sabe vivir bien y que se contenta con poca cosa, con una cierta tendencia a la autoflagelación (este post es un ejemplo) y estamos mil veces mejor que hace 33 años o diez mil veces mejor de lo que podríamos estar si las cosas hubieran ido mal.
Pero la verdad, reconociendo lo bueno que también lo hay, a uno le queda un regusto amargo. Un regusto a oportunidad perdida, a habernos dejado arrastrar a la mediocridad. A no ser ni la mitad de lo que podemos ser.

La música la ponen Alaska y Dinarama con Perlas Ensangrentadas de 1983 (¿dios mío hace ya 25 años?):